El remo, quizás junto al esquí náutico, el canotaje y el hockey césped, empieza a convertirse en un deporte para chilenos, lo que en cierta medida viene a cumplir por fin la vieja aspiración nacional de concentrar esfuerzos en alguna disciplina provechosa para ser competitivos internacionalmente. Como si ser buenos en algo sólo dependiera de elegir un deporte a dedo y meterle recursos a la fuerza para ver si sale un conejo del sombrero. Y no nos engañemos, porque «ser buenos» en este país equivale a «ganar algo», que no es lo mismo.
El desarrollo del remo en los últimos diez años con el aporte del entrenador español Bienvenido Front, sin embargo, está por encima de aquellos cálculos. En el primer torneo con él a cargo, los Juegos Sudamericanos de 2014, Chile no ganó ningún oro; diez años después es potencia continental y le disputa la supremacía a Estados Unidos.
Para llegar a este nivel era necesario encontrar talentos naturales como las mellizas Antonia y Melita Abraham, pero también preocuparse por los que vendrían después de ellas. Las hermanas, quintas del mundo y aspirantes a la gloria olímpica en París 2024, ya tienen relevo en el plan del remo de Front. Quedó demostrado en Santiago 2023.
Bienvenido Front cree en la teoría de las diez mil horas de Malcolm Gladwell: el esfuerzo que se requiere para dominar el éxito. Eso es mucho tiempo, diez años de entrenamiento y dedicación al deporte creyendo que algún día llegarán los resultados. Su lema es Ubuntu, una palabra tomada del zulú que significa «soy porque somos» y en su equipo la toman al pie de la letra: para que un bote gane se requiere más de dos personas; si nadie empuja, no hay resultados. Esto es hacer deporte, más que ganar.
Publicado originalmente en Lun.com
Foto de Marco Vázquez /Santiago 2023 vía Photosport