Felipe Miranda (38) es el chileno que ha ganado más medallas en los Juegos Panamericanos a la fecha: una de oro, dos de plata y cuatro de bronce. Para la edición de este año, sin embargo, no se pudo clasificar: lo superó su amigo Emile Ritter (32) en el proceso de clasificación nacional. Así de competitivo se volvió este deporte en el que la familia Miranda, precisamente, ha sido pilar fundamental de su desarrollo, desde que Waldo Miranda construyó en 1995 una laguna artificial en el sector de Los Morros, San Bernardo, para que sus hijos pudieran entrenarse ahí y que, además, fue la sede del Mundial Juvenil de Esquí Náutico en 2003 y de los Juegos Sudamericanos de Santiago 2014, así como lo son ahora de Santiago 2023.
No deja de ser curioso: pese a que los hermanos Miranda lo han ganado todo en su especialidad, incluso títulos de nivel mundial, no lograron marcar presencia en este nuevo certamen que los convocaba literalmente al patio de su casa, pero también están ahí a través de su trabajo de años por levantar la disciplina en Chile, de los logros de su generación y de las que están por venir.
En nombre de ese empeño, Emile Ritter ganó el oro en la prueba de salto este lunes 23 de octubre. Él hoy vive en Utah, donde trabaja en una fábrica de esquís, pero le resulta difícil olvidar sus comienzos. Primero por su padre, quien lo inició en el agua. Luego por los Miranda. Hace unos años se lo preguntaron en la revista Costa Magazine. En ese momento Ritter ejercía como profesor en la escuela de esquí de los Miranda en Los Morros.
¿Cuál ha sido la fórmula para que Chile sea potencia mundial en la especialidad de salto en esquí náutico?
“Una clave ha sido el impulso brindado por la familia Miranda. Gracias a ellos el nivel actual del esquí náutico es tan poderoso y profesional; antes era solo un deporte de fin de semana en los lagos del sur, Rapel o en la laguna de Aculeo. Además, junto a Felipe y Rodrigo Miranda formamos parte del selecto grupo Top Eleven en la especialidad de salto, único país latinoamericano que ostenta tales puestos”.
Ahora ¿cómo llega Emile Ritter a ser uno de los mejores exponentes de esta especialidad?
“Se lo debo principalmente a mi padre, quien se hizo adicto a este deporte cuando vivía en Bolivia. Unos vecinos del lago practicaban esquí acuático, le gustó tanto que compró un libro y comenzó a practicarlo. Cuando cumplí tres años me enseñó a esquiar en la laguna de Aculeo donde íbamos todos los fines de semana, hasta que a los siete años comencé a entrenar en la laguna de la familia Miranda. Así pasé toda mi época escolar, entrenando unas tres veces por semana en eslalon, salto y figura. Al ingresar a la universidad decidí enfocarme sólo en la especialidad de salto”.
Con un salto de 64,7 metros, Ritter consiguió el oro en Los Morros. Para ganar necesitó un último apoyo de Felipe Miranda, quien puso a disposición sus propios esquís cuando a Emile se le rompieron una semana antes de los Juegos Panamericanos.
No es todo: los demás medallistas del esquí en Santiago 2023 también conocen de cerca el espíritu de Los Morros. Los jóvenes Martín Labra y Matías González también se formaron ahí, mientras que Agustina Varas, quien viene de Estados Unidos, lleva cuatro años entrenándose bajo la supervisión de Felipe y Rodrigo Miranda.
