La industria del deporte y la competición se ha convertido en una máquina de hacer dinero. Los deportistas se supeditan a las exigencias del mercado y a la ley del beneficio para complacer a fans, directivas y patrocinadores. Cuando se rentabiliza la inversión inicial y su carrera termina, muchos campeones acaban destrozados física y psicológicamente; e incluso su descendencia sufre las consecuencias. En Alemania, hijos de nadadoras nacen con malformaciones debido al dopaje impuesto por el Estado a sus padres. Ciclistas obligados a doparse, jugadores de hockey que se suicidan, jugadores de fútbol que sufren de demencia y cáncer. ¿Ha ido demasiado lejos el deporte profesional?
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