«¿Por qué quiero ser voluntaria? Creo que casi todas las satisfacciones de mi vida, excepto mis hijos, fueron a través del atletismo. Me hizo crecer mucho”, contesta sin titubeos. Y añade: “Quiero devolverle la mano al atletismo. También quiero que la gente joven cambie su chip, enseñarle que hay cosas bonitas en la vida que se pueden hacer, que no importa que no se gane una medalla, lo que importa es tener la satisfacción de lo que uno puede entregar». Así explicaba Lucy López en una nota del diario La Tercera, el 18 de septiembre, su decisión de integrarse al voluntariado de Santiago 2023 a pesar de su edad. Ella fue atleta y en el salto alto ganó medalla de plata en los Primeros Juegos Panamericanos de Buenos Aires 1951. Entonces tenía 21 años. Ahora tiene 93.

Debido a ese entusiasmo Lucy López fue elegida para encender la llama panamericana en la inauguración de los Juegos de Santiago, junto a los campeones olímpicos Nicolás Massú y Fernando González, medallistas de oro en Atenas 2004. El espíritu del deporte chileno resumido en una imagen: Lucy escoltada por Nico y Feña. «Pobres, se sentían tan responsables que me apretaban. La antorcha era muy pesada, por eso me ayudaron los chiquillos», dijo López al final de su gran noche de reconocimiento, entrevistada por Las Últimas Noticias.

 

 

Las chilenas de 1951, según la revista Estadio

 

Todas están muy bien

Salud, alegría y optimismo imperan en el hogar de las atletas chilenas.

 

Por Raúl Hernán Leppé

 

BUENOS AIRES. Palermo es un barrio realmente hermoso, con sus mansiones señoriales, su suntuosa Avenida Alvear y su Bosque de prados atildados y árboles bajos cuya sombra puede disfrutarse de una quietud que reconforta el espíritu, en medio del ajetreo de esta inmensa colmena que es Buenos Aires. En el Rosedal crecen hermosas flores multicolores. Frescas y perfumadas. Todo un conjunto bellísimo. El porteño, que gusta de admirar todo esto, ha sido sorprendido desde hace algunos días por la aparición de un aspecto nuevo. Un nuevo motivo de belleza, que ha dado a Palermo singulares matices de sugerencia y atracción. Trátase del grupo de muchachas que representan a Chile en los Primeros Juegos Deportivos Panamericanos, y que se alojan en el Hogar de Tránsito N° 2, que en esa zona de la ciudad mantiene la Fundación de Ayuda Social Eva Perón. La presencia de nuestras muchachas ha significado como una inyección de renovado optimismo para todo el barrio, engalanado con ese ramillete de flores que forman el grupo de las 16 chilenitas. Conjunto en el cual está toda la famosa belleza de la mujer nuestra. Sea en la sonrisa morena de Lucy López o en la dorada cabellera de Marión Hüber.

Es difícil que antes que ahora una delegación femenina del deporte chileno haya estado mejor instalada que esta que preside la señora «de Keitel. Allí en el Hogar de Tránsito de la calle Lafinur, lo que sobra son comodidades. El ambiente es grato, acogedor. Los dormitorios son amplios, modernos y magníficamente amueblados, con capacidad para seis personas. Lo mismo el comedor, dotado de todo lo necesario para que las horas de comida transcurran en medio de un clima confortable, dando marco adecuado para que todas las atletas de los distintos países que allí residen estrechen lazos de verdadera amistad y camaradería. Esa camaradería amplia y sin retaceos que sólo se logra a través del deporte. Disponen también las concentra das de una sala de lectura, radio, piano y otros elementos que ayudan a hacer más gratas aún las horas del descanso y del pasatiempo. En esos momentos es cuando más resaltan el ingenio y la chispa de las muchachas chilenas.

Hay instantes en que la nostalgia el recuerdo de la patria lejana, pare ce invadir sus espíritus, pero retorna pronto la alegría, y mientras el piano o una victrola deja oír los acordes de una cueca bien nuestra, surgen y resuenan la picardía y su gerencia de nuestro baile nacional en el taquear de las improvisadas parejas. Y hay revolotear de pañuelos con fondo de palmotear de manos. Así esperan nuestras muchachas la hora de saltar a la arena a defender hidalga y limpiamente los colores blanco, rojo y azul. Con esa calidad, coraje y brillo que han distinguido al deporte femenino de Chile, entre los mejores del continente. El Hogar de Tránsito N° 2, como los otros de la ciudad, está dirigido por hermanas católicas. Las mismas concentradas confiesan que su trato es sorprendentemente cordial y, por sobre todo, liberal. Las monjas han evidenciado mucho tacto y sentido común al dispensarles un trato distinto, diferente al que generalmente se acostumbra en sitios de esa naturaleza .

Dentro de las normas dictadas por los jefes de la delegación chilena, las mu chachas nuestras gozan de amplia libertad. Comen bien, gozan de un des canso reparador, cuentan con medios de locomoción para trasladarse a los lugares de entrenamiento, viven sanas horas de esparcimiento, apacibles y se renas. A nadie se le ha tratado de hacer concurrir a la capilla, por ejemplo. Va la que lo desea por su propia voluntad, respetándose la ideología de cada una. Es decir entonces que no están en un claustro. Viven en un ver dadero hogar confortable y acogedor, exentas de toda preocupación, confraternizando con sus hermanas de América. Dispuestas como ellas a jugarse enteras por llevar sus colores al triunfo. Las damas chilenas conservan el optimismo con que partieron de Santiago. La presencia de las atletas norteamericanas no ha conseguido intranquilizarlas y aunque reconocen su capacidad ellas están seguras de que, vencedoras o derrotadas, sabrán cumplir con el precepto olímpico: «Pelear bien». Contrasta en verdad el espíritu de que hacen gala las niñas de Chile, que ya consiguieron su primer galardón en la fiesta inaugural con su simpatía y belleza con más de algún competidor varón, que no puede dormir a causa de sus nervios. Ellas concurren a los juegos como jugando. En verdad, el verdadero espíritu que de be reinar en las competencias deportivas, por duras y disputadas que sean.

Lucy López, la primera en la foto a la derecha, en el Hogar de Tránsito N° 2 de la Fundación de Ayuda Social Eva Perón, el lugar que hospedó a las chilenas en los Juegos de 1951.

 

En bus a la inauguración de Buenos Aires 1951. 16 mujeres integraron la delegación chilena en los Primeros Juegos Panamericanos. Lucy López es la primera de las que van de pie.

 

El salto de Lucy López en Buenos Aires: 1,45 metros, medalla de plata, con el estilo antiguo.
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Por eabarzua

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