El paso de los años suele rasgar la voz, la hace áspera o débil, pero esa voz también se vuelve más templada, sensata y sabia, como la de Pedro Carcuro, que no es la de un youtuber ni la de un tiktoker, aunque quizás valdría la pena el experimento porque lo eterno no tiene fecha de vencimiento. Pedro Carcuro es la voz de los XIX Juegos Panamericanos de Santiago 2023. El relato de las medallas en la mayor fiesta deportiva del país. Los oros del remo y las hermanas Abraham, la leyenda de Kristel Köbrich, la sorpresa de Lucas Nervi, la epopeya de Santiago Ford, el carrerón de Martina Weil. Registros para el archivo y, sobre todo, para la memoria. Gestas de un pueblo que no sabe realmente lo que tiene hasta que escucha la voz imprescindible de Pedro Carcuro.

Gert Weil emula a Cacuro al lado de Pedro: se pone de pie en el oro de su hija Martina.
@RedGol

Hay cosas que con el tiempo quedan ocultas a la vista de la mayoría o incluso se pierden a veces entre tanto cambio. Los viejos, naturalmente, ceden las mejores ubicaciones a los que vienen detrás, más intensos y con nuevas ideas a ocupar los espacios que por derecho les corresponden a los más jóvenes. Es una ley natural de la vida: llegado el día, que inevitablemente llega, todo languidece y de alguna manera anuncia su final. Pero esa misma vida enseña que no hay apuro y que en realidad importa más el qué decir que el qué dirán. A sus 78 años, Carcuro muestra la sabiduría y la precisión del que está hecho para momentos como este. No es que haya vuelto a ser el de antes, tampoco que recuperara su vigencia. No, es otra cosa. Su voz perenne estuvo siempre ahí, macerándose tranquilamente a la espera de ese llamado que siempre llega. Como un tótem en medio de la tribuna de prensa con el micrófono listo para mezclar emociones y palabras.

Pedro Carcuro Leone (1945) empezó en el periodismo como redactor de Il Rospo, El Sapo en español, periódico juvenil de la Scuola Italiana, que entonces tenía su sede en Agustinas con Miraflores. El fútbol lo conoció antes, cuando iba de la mano de don Vittorio, su padre, a los partidos de Audax Italiano. Se metió a estudiar derecho, pero en noviembre de 1967 Mario Kreutzberger, Don Francisco, lo invitó a Sábados Gigantes para juntarlo con los famosos relatores radiales Nicanor Molinare y Hernán Solís, de quienes el joven colorín hacía notables imitaciones. Ese mismo día lo invitaron a trabajar como reportero al programa Sucesos Deportivos de Radio Agricultura. Poco después, para salir de dudas, su padre se acercó a Julio Martínez y le preguntó si Pedro tenía futuro. Jota Eme dio el visto bueno.

Sin embargo, tuvieron que pasar cinco años para que relatara un partido. En junio de 1969 entró a Televisión Nacional de Chile. Su primer programa fue el “Guantes de Oro”, en el que se transmitían peleas de boxeadores aficionados desde el gimnasio Manuel Plaza. Un fenómeno de audiencia. El 18 de marzo de 1972, ante una indisposición de Sergio Silva, voz oficial del deporte en TVN, debutó como relator en un encuentro por la Copa Libertadores en Perú, entre el San Felipe de Luis Santibáñez y Alianza Lima. Muchos telespectadores se preguntaron quién era ese muchacho gritón que narró el partido junto a Sergio Livingstone, El Sapo. Así comenzó su propio relato, que se volvió banda sonora de un país que aprende a encontrarse a sí mismo en el deporte. Para ponerse de pie y subirse a una escalera mágica.

 

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Por eabarzua

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