La figura de Harold Mayne-Nicholls debe ser el mejor ejemplo de la transversalidad de los valores del deporte en Chile. Quizás después de los llamados Mosqueteros de Lisboa, que consiguieron la organización del Mundial de 1962, Mayne-Nicholls logró convertirse finalmente en aunador de voluntades dispersas, tan características de un país que suele despertarse con la autoestima baja.
Los seres humanos, por supuesto, tropiezan y sufren derrotas, a veces se pierden en el camino. En este caso hablamos de un dirigente que en primer lugar creyó que se podía cambiar la historia del fútbol chileno con un proyecto global de desarrollo y la llegada de un seleccionador como Marcelo Bielsa y que luego, cuando nos correspondía a todos ponernos a la orden para empujar un sueño, tuvo que enfrentar la traición de aquellos que aparecían en la primera línea a tirar del carro. El pago de Chile. El resultado es por todos conocido: el fútbol ganó sin él lo que ya estaba preparado para ganar, pero, como ganó sin él, dos pasos más adelante extravió el rumbo para retroceder todo lo avanzado e incluso más.
Los Juegos Panamericanos de Santiago 2023 se hicieron con el trabajo de tres gobiernos, y cada uno hizo su parte con los contratiempos inevitables, pero la clave para que salieran impecables fue la incorporación de Harold Mayne-Nicholls a comienzos de junio, cuando los temores por una gestión errática hacían presagiar un mal rato para Chile. A escasos 147 días de la ceremonia inaugural tomó a su cargo el desafío y sin quejarse públicamente de los problemas heredados hizo lo que había que hacer, sugirió cambios, apuró el paso y resolvió cualquier atisbo de duda con trabajo, aplicando los mejores estándares internacionales organizativos para eventos de esta magnitud.
La organización de Santiago 2023 es trabajo de todo un país, pero el hecho de que salieran casi perfectos y se convirtieran en motivo de orgullo nacional tiene el sello de Harold Mayne-Nicholls. Lo que viene ahora es bloquear a tiempo los mezquinos intereses que lo sacaron la primera vez del camino. La experiencia dice que esos intereses siempre aparecen.