El diario La Tercera publicó la última «Radiografía al fútbol chileno», que la empresa de investigación de mercado y opinión pública Cadem había realizado anteriormente en 2017. La encuesta trae muchos ítems relativos a la actualidad y la historia de este deporte en Chile, según las opciones manifestadas por los entrevistados de la muestra. Como siempre, se trata de datos interpretables, pero de todas las respuestas obtenidas las cifras que más llaman la atención surgen de las preferencias de quienes se definen como hinchas de los clubes nacionales. Los números destacan un alza importante entre aquellos que se dicen seguidores de Colo-Colo y una reducción que debería causar alarma entre los que se dicen de «otros clubes» fuera de los tres grandes, Wanderers, Cobreloa, Unión Española y O’Higgins (los que superan el 1%).
Colo-Colo subió ocho puntos, del 34 al 42%, que en rigor son los números entre los que suele moverse el fanatismo de los hinchas por el equipo más popular de Chile, ya sea que se trate de un periodo a la baja o de otro al alza. Son sus límtes históricos. Parte de ese crecimiento lo consiguió en detrimento de los clubes chicos, que pasaron de un 22 a un 7%. Es una caída demasiado brusca para los otros: 25 clubes que en promedio rondaban el 1% de los hinchas nacionales (cada uno). Se puede expresar el dato más ilustrativamente, para que entendamos su gravedad. En 2017 uno de cada cien hinchas del fútbol chileno manifestaba su preferencia por alguno de los 25 clubes profesionales más chicos del país. Hoy, en 2024, sólo son tres de cada mil los que, en promedio, hinchan por cada uno de estos clubes. El peligro asociado a esta tendencia es evidente: instituciones con un umbral muy bajo de seguidores que a corto plazo los podría convertir derechamente en clubes sin hinchas. Por más que el más grande crezca, el deterioro en la popularidad de los chicos puede dañar seriamente al fútbol en el mediano y el largo plazo.